• La adolescencia es una etapa de gran vulnerabilidad, donde el crecimiento y la autonomía van acompañados de transformaciones en el cuerpo, en la identidad, en la sexualidad y en los intereses.
• Los trastornos alimenticios son un tema de salud que debe atenderse de manera urgente con profesionales especializados.
• Hoy en día, circula mucha información sobre posibles cambios de hábitos o dietas mágicas que pueden ser peligrosas para la salud, por eso es necesario prestar atención a los cambios en la alimentación, y consultar a especialistas en el tema si observamos variaciones negativas en la dieta o en el peso de una hija o un hijo.

Algunos disparadores para tratar estos temas en casa:

• Primero recomendamos escuchar qué ven como fortalezas y qué los y las incomoda de sus propios cuerpos. ¿Cómo se sienten con su imagen? ¿Qué cambiarían?
• Los modelos por seguir son esenciales en este proceso: ¿a quiénes tienen como ejemplo?
• Reflexionar sobre los hábitos alimenticios y las posibilidades de cambiar algunos de estos. Mantener una alimentación sana y una rutina semanal de ejercicios puede ser saludable, pero todo tiene un límite: hacerlo de forma obsesiva puede resultar muy peligroso.
• Dialogar sobre los trastornos alimenticios: ¿Saben que existen? ¿Comprenden cuáles son sus riesgos? ¿Conocen gente que esté atravesando alguno?
• Lo principal, acompañar a un hijo o hija que está teniendo desórdenes alimenticios consultando con un especialista de la salud acorde a la edad, y no presionar o imponer por la fuerza cambios de conducta.