• Enfatizar en la protección de la privacidad usando las herramientas de configuración de cada red social que se utilice.
• Una vez que se sube a Internet, se pierde el control sobre ese contenido y puede ser descargado por otras personas, independientemente de nuestro consentimiento.
• Aunque los conceptos de lo público, lo privado y lo íntimo adquieran nuevos significados para las generaciones más jóvenes, es importante establecer los criterios de lo que se quiere mostrar y lo que no.
• Los niños, niñas y adolescentes no dimensionan muchas veces el alcance y proyección en el tiempo de lo que publican. Cuanto más pequeños, la temporalidad y el alcance son más difíciles de comprender.

Estos disparadores pueden ayudarte a reflexionar qué motiva a tus hijas/os adolescentes a hacer sus publicaciones:

• ¿Por qué suben ciertos contenidos? ¿Qué información están dando más allá de lo que creen que muestran? Una imagen o video pueden decir mucho más de lo que pensamos a través de la ropa que vestimos, los elementos que aparecen en el fondo, las imágenes de nuestros hogares, los horarios en los que vamos a ciertos lugares, etc.
• ¿Qué hacen para cuidar sus datos personales? ¿Tienen siempre habilitado el geolocalizador? ¿Creen que compartir las contraseñas personales es una prueba de confianza?

Para pensar los límites:

• ¿Qué situaciones comparten a través de las redes y cuáles no?
• ¿Con quiénes?
• ¿Piden permiso para etiquetar, mostrar o nombrar personas en las fotos y videos publicados?
• ¿Qué hacer cuando reciben un video de otra persona sin su autorización?
• Configurar las cuentas de forma consciente: al dejarlas en modo público habrá que tener más cuidado en el momento de publicar.