• Empoderarse en las propias diferencias es lo que hace, a cada persona, única e interesante.
• Muchas veces, seguir ciertos estereotipos de belleza genera un sentimiento de pertenencia a un grupo específico, pero todo tiene su límite: obsesionarse con cambiar características de nuestros cuerpos puede llevar a riesgos que van desde la baja autoestima a lesiones físicas más graves.

Siempre es difícil hablar con adolescentes sobre el cuerpo. Pero puede ser más sencillo si el diálogo es genuino y hay una disposición a escuchar cuáles son las preocupaciones y los ideales que buscan alcanzar, apuntando a valorar sus características únicas y aptitudes singulares.

Estos son algunos disparadores que sirven para acompañarlas/os:

• Escuchar qué tienen para decir sobre sus identidades y gustos. ¿Cómo se autodefinen y cómo perciben a quienes los y las rodean?
• ¿Qué modelos siguen? Dialogar sobre las personas y los hábitos que tienen como modelo, reforzando que todas y todos tenemos personalidades y cuerpos diferentes.
• ¿Cómo se sienten con sus cuerpos? Reflexionar sobre esto haciendo hincapié en que las diferencias son las que nos hacen personas únicas.
• ¿Qué filtros y efectos usan? Muchas veces lo que vemos en las redes no es real, sino que está retocado para parecer perfecto.
• ¿Cómo quieren que los y las vean? Pensar junto con ellas y ellos qué cosas muestran de su persona en sus cuentas y para qué.